El curioso incidente del perro a medianoche es una novela que se parece a ninguna otra [...]
Su protagonista, Christopher Boone, es uno de los más originales que han surgido en el panorama de la narrativa internacional en los últimos años, y está destinado a convertirse en un héroe literario universal de la talla de Oliver Twist y Holden Caulfield. A sus quince años, Christhoper Boone, conoce las capitales de todos los países del mundo, puede explicar la teoría de la relatividad y recitar los números primos hasta el 7.507 pero le cuesta relacionarse con otros seres humanos. Le gustan las listas, los esquemas y la verdad, pero odia el amarillo, el marrón y el contacto físico. Si bien nunca ha ido solo más allá de la tienda de la esquina, la noche que el perro de la vecina aparece atravesado por un horcón, Christopher decide iniciar la búsqueda del culpable.
Lo veo todo. Por eso no me gustan los sitios nuevos. Si estoy en un sitio que conozco, como casa, o el colegio, o el autocar, o la tienda, o la calle, lo he visto casi todo antes y todo lo que tengo que hacer es mirar las cosas que han cambiado o se han movido. Por ejemplo, una semana, el póster del Shakespeare's Globe se había caído en el colegio y se notaba porque lo habían vuelto a colgar ligeramente torcido hacia la derecha [...]
Pero la mayoría de la gente es perezosa. Nunca miran nada. Hacen lo que se llama "echar un vistazo", que es como chocar contra algo y continuar sin desviar el camino. Y la información en su cabeza es mínima.
Y este es el chiste. Hay tres hombres en un tren. Uno de ellos es economista, el otro lógico y el tercero matemático. Acaban de cruzar la frontera para entrar en Escocia y ven una vaca marrón en un campo desde la ventanilla del tren. Y el economísta dice: -Mirad, en Escocia las vacas son marrones. Y el lógico dice: - No, En Escocia hay vacas de las cuales una, por lo menos, es marrón. Y el matemático dice: -No. En Escocia hay por lo menos una vaca, un costado de la cual parece ser marrón.
Y es divertido porque los economístas no son en realidad científicos, y los lógicos piensan con mayor claridad, pero los matemáticos son los mejores.