lunes, 25 de octubre de 2010

Al pie de la escalera / Lorrie Moore

Al pie de la escalera / Lorrie Moore. -- Barcelona : Seix Barral, 2009

Mientras Estados Unidos se prepara para la Guerra de Iraq, Tassie, una chica de campo de veinte años, llega a la ciudad para estudiar en la Universidad. Necesita dinero, y empieza a trabajar como canguro para un matrimonio de blancos que ha adoptado una niña de origen afroamericano. Poco a poco, Tassie se va sintiendo más unida a la niña, Marie Emma, y la protege y quiere como si fuera su propia hija. Pero la vida revela sus inevitables secretos: los padres adoptivos ocultan algo, y su revelación romperá para siempre los lazos entre Tassie y la pequeña.

- Ay..., me había olvidado de los libros. -Abrió el horno y con unos guantes de cocina sacó un par de cuentos ilustrados-. Son de la biblioteca. Los he horneado para eliminar los gérmenes. Siempre lo hago con los libros de la biblioteca. Dicen que si los pones en el microondas también los matas, pero yo no me fío del todo.

*-*-*-*-*-*-*-*

-[...] Falda de buey en su propio juego servida con setas shiitake.
- ¿En su propio juego?
El chico [camarero] pareció espantarse.
-Sí-dijo-. Creo.
Echó un rápido vistazo a la pequeña libreta que hacía unos instantes se había guardado en el bolsillo.
-Sí-dijo.
-Gracias. -Intenté sonreír. Y comenté-: Por un momento pensé que ibas a decir "falda de buey con su propia falda".
-No-dijo, se dio la vuelta y se marchó.


lunes, 11 de octubre de 2010

Mil soles espléndidos / Khaled Hosseini

Mil soles espléndidos / Khaled Hosseini. -- Barcelona : Salamandra, 2007

Hija ilegítima de un rico hombre de negocios, Mariam se cría con su madre en una modesta vivienda a las afueras de Herat. A los quince años, su vida cambia drásticamente cuando su padre la envía a Kabul a casarse con Rashid, un hosco zapatero treinta años mayor que ella. Casi dos décadas más tarde, Rashid encuentra en las calles de Kabul a Laila, una joven de quince años sin hogar. Cuando el zapatero le ofrece cobijo en su casa, que deberá compartir con Mariam, entre las dos mujeres se inicia una relación que acabará siendo tan profunda como la de dos hermanas, tan fuerte como la de madre e hija. Pese a la diferencia de edad y las distintas experiencias que la vida les ha deparado, la necesidad de afrontar las terribles circunstancias que las rodean —tanto de puertas adentro como en la calle, donde la violencia política asola el país—, hará que Mariam y Laila vayan forjando un vínculo indestructible que les otorgará la fuerza necesaria para superar el miedo y dar cabida a la esperanza.

- Aprende esto ahora y apréndelo bien, hija mía: como la aguja de una brújula apunta siempre al norte, así el dedo acusador de un hombre encuentra siempre a una mujer. Siempre. Recuérdalo, Mariam.
[...]
-Confía tu secreto al viento, pero luego no le reproches que se lo cuente a los árboles.
[...]
Había adorado a Aziza desde el mismo momento en que sospechó su existencia. No había sentido dudas ni incertidumbre alguna. Qué terrible era para una madre, pensó, llegar a temer que no pudiera amar a su propio hijo. Era antinatural. Y si embargo, mientras estaba en el suelo y empuñaba el trozo de metal, se preguntó si realmente podría querer al hijo de Rashid como había venerado a la hija de Tariq.
Al final, fue incapaz de hacerlo.
No fue el miedo a desangrarse lo que le hizo soltar el trozo de metal, ni tampoco la idea de que se tratara de un acto condenable, como ciertamente sospechaba. No. Laila dejo caer la varilla porque no podía aceptar lo que tan fácilmente habían asumido los muyahidines: que a veces, en la guerra, había que segar vidas inocentes. La guerra de Laila era contra Rashid. El bebé no tenía culpa alguna. Y ya se habían producido sufiencientes muertes. Laila había visto sucumbir demasiados inocentes bajo el fuego cruzado de los enemigos.