jueves, 17 de enero de 2013

La cena / Herman Koch

KOCH, H. La cena. Barcelona: Salamandra, 2012

¿Hasta dónde es capaz de llegar un padre para encubrir a un hijo que comete un delito injustificable? ¿Debe prevalecer el instinto de protección paterna, o la lealtad a unas normas sociales que garantizan la coherencia y la fortaleza del grupo? Estas y otras preguntas de igual calibre surgen como dardos durante la lectura de La cena, una novela ácida y provocadora que apunta sin miramientos a toda una clase social acomodada de los Países Bajos y, por extensión, de toda Europa, instalada en una inercia de autosatisfacción y complacencia, e indiferente hacia el devenir de la generación que ha de sucederla.

Dos parejas se han citado a cenar en un moderno y exclusivo restaurante de Ámsterdam. Mientras saborean el aperitivo y charlan con aparente despreocupación sobre la última película de moda y sus planes para las vacaciones, son conscientes de que, tarde o temprano, deberán abordar el incierto y acuciante asunto que los ha llevado a reunirse: el futuro de Michel y Rick, sus hijos de quince años, que según algunos indicios podrían estar envueltos en un caso de violencia grave. Así pues, tras los postres, cuando la cena llegue a sus últimos compases, la tensión entre los comensales habrá alcanzado su punto culminante y la cadena de secretos y revelaciones confluirán en un final dramático en el que nadie podrá esgrimir su inocencia.

Tras cosechar un éxito inmediato y arrollador en Holanda —copó las listas de bestsellers, y ya ha vendido más de 340 mil ejemplares—, La cena ganó el Premio del Público y fue declarado Libro del Año 2009.

¿Dónde está mamá? "Tío" y "tía" resultaban infantiles, sonaban a fiestas de cumpleaños y a preguntas como "¿Qué querrás ser de mayor"? . Pero "mamá" era mamá. Mamá siempre sería mamá.

Sucedía en parte como con algunas gafas de diseño, gafas que no aportan nada a la personalidad de quien las lleva pero consiguen acaparar toda la atención: ¡soy una gafa, no te atrevas a olvidarlo!

... Todo está un poco revuelto, admitían mis hombros, pero qué más da. Ahora hay cosas más importantes que un cuarto bien ordenado. ¡Otra vez la necesidad de justificarme! No tenía ganas de dar explicaciones, no tenía por qué justificar nada, me dije. Se habían presentado en mi casa sin avisar. Démosle la vuelta al asunto, pensé, imaginemos qué pasaría si yo me presentase de improvisto en casa de mi hermano y mi cuñada cuando ella se estuviera depilando las piernas, por decir algo, o Serge se estuviera cortando las uñas de los pies: en ambos casos estaría asistiendo a algo, en esencia, de carácter privado, algo que en condiciones normales no estaba previsto que viesen los de fuera. 

martes, 15 de enero de 2013

Gente tóxica / Bernardo Stamateas

gente toxica: las personas que nos complican la vida y como evita r que sigan haciendolo-bernardo stamateas-9789501524765STAMATEAS, B. Gente tóxica: las personas que nos complican la vida y cómo evitar que sigan haciéndolo. Barcelona: Ediciones B, 2011



En nuestra vida cotidiana no podemos evitar encontrarnos con personas problemáticas. Jefes autoritarios y descalificadores, vecinos quejosos, compañeros de trabajo o estudio envidiosos, parientes que siempre nos echan la culpa de todo, hombres y mujeres arrogantes, irascibles o mentirosos. Todas estas personas «tóxicas» nos producen malestar, pero algunas pueden arruinarnos la vida, destruir nuestros sueños o alejarnos de nuestras metas.
¿Cómo reconocer a la gente «tóxica»? ¿Cómo protegernos y ponerles límites? Bernardo Stamateas, psicólogo y sexólogo clínico, responde a estas preguntas con claridad y convicción. Sus consejos nos ayudarán a hacer nuestras relaciones personales más saludables y positivas. En definitiva, nos ayudarán a ser mucho más felices.

Por lo general, los no violentos, soportamos, aguantamos y no expresamos ni nos deshacemos de la violencia verbal que a diario recibimos. Aldoux Huxley decía "los hechos no dejan de existir por el simple hecho de ignorarlos".

Un "no" pronunciado con la más profunda convicción es mejor y más grande que un "si" enunciado sólo con el propósito de complacer o, lo que es peor, de evitar un problema. --Mahatma Gandhi.

Decir "no" significa, ante todo, decirse "si" a uno mismo y proteger aquello que uno valora. -- William Ury.

¡No convirtamos a los otros en formadores de nuestras emociones! ¡No les otorguemos tal poder! 

Frente a los "tóxicos" no te enojes, no te amargues. Sé astuto e inteligente.