miércoles, 21 de diciembre de 2011

Bésame mucho / Carlos González

Bésame mucho: cómo criar a tus hijos con amor.-- Madrid: Temas de Hoy, 2003

Bésame mucho es un libro escrito en defensa de los hijos. Frente a teorias que propugnan el uso de la fuerza, del castigo o de la excesiva disciplina, el doctor Carlos González -pediata de reconocido prestigio y autor del éxito de ventas "mi niño no me come"- defiende una educación basada en el amor, el respeto, la libertad. Ha llegado la hora de abandonar ciertos tabúes y prejuicios del pasado y de dar una respuesta razonada a tantas preguntas que asaltan a las madres:
¿Por qué los niños no quieren dormir solos?
¿Por qué lloran?
¿Por qué llaman nuestra atención?
¿Por qué tienen celos?
¿Qué es el insomnio infantil?

Los niños criados con cariño y respeto son cariñosos y respetuosos [...] Ésa es su tendencia natural, pues en el ser humano la cooperación con otros miembros del grupo es tan natural como el andar o el hablar. Para conseguir que los niños se vuelvan agresivos tenemos que empujarles de alguna manera, apartarlos del camino normal. Los niños "educados" a gritos gritan. Los niños "educados" a golpes pegan.
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Si de verdad los límites fueran necesarios para la felicidad de los niños y para la formación de su personalidad y su caracter, no cabe duda de que todos los niños, ricos y pobres, educados rígidamente y "mimados", tienen cada día cientos de oportunidades para disfrutar de tales límites.
A propósito, ¿por qué suponemos que precisamente los niños necesitan límites para ser felices, disfrutan con ellos, y son desgraciados si no los tienen? ¿Tan diferentes son nuestros hijos de nosotros? A los adultos nos suele ocurrir lo contrario: los límites nos hacen desgraciados (el amor no correspondido, las vacaciones que no nos podemos tomar, el coche que no podemos pagar, la dieta sin colesterol, la casa demasiado pequeña, el partido que pierde nuestro equipo...), mientras que las cosas que conseguimos y los objetivos que alcanzamos contribuyen a nuestra felicidad.
¿Qué puede haber de cierto en la idea de que la falta de límites hace a los niños infelices?
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No, no estoy defendiendo que no pongamos límites a nuestros hijos, por la sencilla razón de que eso es imposible. Lo que pido es que no les pongamos límites artificiales ni artificiosos. Si nuestro hijo nos pide algo que no perjudica su salud, que no destruye el medio ambiente, que sí le podemos pagar, que sí tenemos tiempo para darle..., no se lo prohibamos solamente "para marcarle límites" o "para que se acostumbre a obedecer".
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¿Es también efectivo? Casi todos los métodos que criticamos en este libro lo son. Efectivos para lograr su propósito: un niño sumiso, obediente, que no moleste. El problema es si compartimos o no ese objetivo; si la obediencia ciega y el silencio respetuoso son las cualidades que más ansiamos desarrollar en nuestros hijos.
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domingo, 11 de diciembre de 2011

Cada siete olas / Daniel Glattauer

Cada siete olas / Daniel Glattauer. -- Madrid: Alfaguara, 2011

Daniel Glattauer vuelve a cautivar a los lectores y a la crítica con su peculiar mirada sobre las relaciones amorosas en nuestro tiempo. Emmi y Leo nos enseñan que, después de que seis olas rompan en la orilla llega la séptima, y ésa trae siempre muchas sorpresas.



Emmi, estoy borracho. Y estoy solo. Grave error. Nunca hay que hacer esas dos cosas. O estar solo, o estar borracho, pero nunca las dos cosas al mismo tiempo. [...] Quiero vivir con la mujer que amo. Vivir y amar, las dos cosas al mismo tiempo. Nunca una sin la otra. Estar borracho o estar solo, nunca las dos cosas al mismo tiempo. Siempre una sin la otra.
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... no quiero esperar en silencio la séptima ola. Sí, aquí cuentan la historia de la indómita séptima ola. Las primeras seis son previsibles y equilibradas. Se condicionan unas a otras, se basan unas en otras, no deparan sorpresas. Mantienen la continuidad. Seis intentos, por más diferentes que parezcan vistos de lejos, seis intentos... y siempre el mismo destino.
Pero ¡cuidado con la séptima ola! La séptima es imprevisible. Durante mucho tiempo pasa inadvertida, participa en el monótono proceso, se adapta a sus predecesoras. Pero a veces estalla. Siempre ella, siempre la séptima. Porque es despreocupada, inocente, rebelde, barre con todo, lo cambia todo. Para ella no existe el antes, sólo el ahora. Y después todo es distinto. ¿Mejor o peor? Eso sólo pueden decirlo quienes fueron arrastrados por ella, quienes tuvieron el coraje de enfrentarla, de dejarse cautivar.
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La vi y supe que debía enamorme de ella. Ésa fue mi conclusión errónea, mi decisión equivocada: el "deber", el plan, la intención, mi esfuerzo perentorio. Me animaba el deseo de amarla. Vivía sólo para eso. Hice todo lo posible para amarla hasta el final. Salvo una cosa: nunca me cuestioné si la amaba.


viernes, 2 de diciembre de 2011

Contra el viento del norte / Daniel Glattauer

Contra el viento del norte / Daniel Glattauer.-- Madrid: Alfaguara, 2010

En la vida diaria ¿hay lugar más seguro para los deseos secretos que el mundo virtual? Leo Leike recibe mensajes por error de una desconocida llamada Emmi. Como es educado, le contesta y como él la atrae, ella escribe de nuevo. Así, poco a poco, se entabla un diálogo en el que no hay marcha atrás. Parece solo una cuestión de tiempo que se conozcan en persona, pero la idea los altera tan profundamente que prefieren posponer el encuentro. ¿Sobrevivirían las emociones enviadas, recibidas y guardadas un encuentro «real»?

Me gusta escribir Emmi. Una vez el dedo corazón izquierdo, dos veces el dedo índice derecho, y otra vez, dos hileras por encima, el dedo corazón derecho. EMMI. Podría escribir mil veces Emmi. Escribir Emmi es besar a Emmi.
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Escríbeme, Emmi. Escribir es como besar, pero sin labios. Escribir es besar con la mente.
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A mi lo que más me fascina, Emmi, es la forma en que dices "ombligo". Nunca antes había oído a nadie decir "ombligo" de un modo tan encantador, tan dulce, tan oscuro, tan claro, y jamás te hubiera creído capaz de decirlo así a ti.
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No hay que pensar nunca en "perder". De sólo pensarlo se pierde.