domingo, 11 de diciembre de 2011

Cada siete olas / Daniel Glattauer

Cada siete olas / Daniel Glattauer. -- Madrid: Alfaguara, 2011

Daniel Glattauer vuelve a cautivar a los lectores y a la crítica con su peculiar mirada sobre las relaciones amorosas en nuestro tiempo. Emmi y Leo nos enseñan que, después de que seis olas rompan en la orilla llega la séptima, y ésa trae siempre muchas sorpresas.



Emmi, estoy borracho. Y estoy solo. Grave error. Nunca hay que hacer esas dos cosas. O estar solo, o estar borracho, pero nunca las dos cosas al mismo tiempo. [...] Quiero vivir con la mujer que amo. Vivir y amar, las dos cosas al mismo tiempo. Nunca una sin la otra. Estar borracho o estar solo, nunca las dos cosas al mismo tiempo. Siempre una sin la otra.
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... no quiero esperar en silencio la séptima ola. Sí, aquí cuentan la historia de la indómita séptima ola. Las primeras seis son previsibles y equilibradas. Se condicionan unas a otras, se basan unas en otras, no deparan sorpresas. Mantienen la continuidad. Seis intentos, por más diferentes que parezcan vistos de lejos, seis intentos... y siempre el mismo destino.
Pero ¡cuidado con la séptima ola! La séptima es imprevisible. Durante mucho tiempo pasa inadvertida, participa en el monótono proceso, se adapta a sus predecesoras. Pero a veces estalla. Siempre ella, siempre la séptima. Porque es despreocupada, inocente, rebelde, barre con todo, lo cambia todo. Para ella no existe el antes, sólo el ahora. Y después todo es distinto. ¿Mejor o peor? Eso sólo pueden decirlo quienes fueron arrastrados por ella, quienes tuvieron el coraje de enfrentarla, de dejarse cautivar.
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La vi y supe que debía enamorme de ella. Ésa fue mi conclusión errónea, mi decisión equivocada: el "deber", el plan, la intención, mi esfuerzo perentorio. Me animaba el deseo de amarla. Vivía sólo para eso. Hice todo lo posible para amarla hasta el final. Salvo una cosa: nunca me cuestioné si la amaba.


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