martes, 11 de julio de 2017

Mi verdadera historia / Juan José Millás

Resultado de imagen de mi verdadera historia juan jose millasMILLAS, J.J. Mi verdadera historia. Barcelona: Planeta, 2017

Un día, volviendo del colegio, arroja una canica desde un puente y ocasiona un accidente de tráfico que acaba con la vida de toda una familia. Sólo se salva Irene, una chica de su edad, que queda tullida. A partir de ese momento, la culpa va cobrando forma en su mente y el protagonista halla en este hecho delictivo (convertido en su gran secreto) y en su obsesión y su amor por Irene la única salida a un entorno familiar que se desmorona mientras sus padres se divorcian.
Con su peculiar estilo y humor personalísimo, Juan José Millás nos presenta en esta novela un retrato de los años de adolescencia, una época de tránsito hacia la edad adulta. Entre la osadía y la fragilidad, el protagonista cuenta todo aquello que no se ha atrevido a confesar hasta ahora.

Los discos empezaron a significar en su vida lo que en otro tiempo habían significado los libros, e intuí que en el mundo de los libros, comparado con el de los discos, había algo hondamente siniestro, algo, cómo diría, profundamente cardenalicio, oscuramente académico, siniestramente togado. Pero yo necesitaba vincularme a ese mundo, aunque solo en calidad de escritor.
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Así las cosas, yo pasé a ocupar en su vida un lugar secundario. Como seguía leyendo su pensamiento (ella, en cambio, perdió con la dicha la capacidad de leer el mío), me di cuenta de que, en la medida en que no me había convertido en un psicópata, la había decepcionado (para bien). Finalmente, era un chico normal, con las ventajas e inconvenientes de cualquier chico normal de mi edad. 
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viernes, 7 de julio de 2017

Patria / Fernando Aramburu

Patria (Volumen independiente) de [Aramburu, Fernando]ARAMBURU, F. Patria. Tusquets, 2016

El día en que ETA anuncia el abandono de las armas, Bittori se dirige al cementerio para contarle a la tumba de su marido el Txato, asesinado por los terroristas, que ha decidido volver a la casa donde vivieron. ¿Podrá convivir con quienes la acosaron antes y después del atentado que trastocó su vida y la de su familia? ¿Podrá saber quién fue el encapuchado que un día lluvioso mató a su marido, cuando volvía de su empresa de transportes? Por más que llegue a escondidas, la presencia de Bittori alterará la falsa tranquilidad del pueblo, sobre todo de su vecina Miren, amiga íntima en otro tiempo, y madre de Joxe Mari, un terrorista encarcelado y sospechoso de los peores temores de Bittori. ¿Qué pasó entre esas dos mujeres? ¿Qué ha envenenado la vida de sus hijos y sus maridos tan unidos en el pasado? Con sus desgarros disimulados y sus convicciones inquebrantables, con sus heridas y sus valentías, la historia incandescente de sus vidas antes y después del cráter que fue la muerte del Txato, nos habla de la imposibilidad de olvidar y de la necesidad de perdón en una comunidad rota por el fanatismo político.

Palabras. No hay manera de quitárselas de encima. No le dejan a una estar verdaderamente sola. Plaga de bichos molestos, oye. Debería abrir las ventanas de par en par para que salgan a la calle las palabras, los lamentos, las viejas conversaciones tristes atrapadas entre los tabiques del piso deshabitado.
-Txato, txatito, ¿qué quieres para cenar?
El Txato medio sonreía en la foto de la pared con su cara de hombre asesinable. No había más que mirarlo para darse cuenta de que alguna vez lo matarían.
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De pronto sintió como si despertara de un sueño malo y entrara en otro peor. Y sacó de su bolso un espejito de mano para mirar por vez primera sus ojos, su nariz, su frente de víctima del terrorismo. 
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Nos esforzamos por darle un sentido, una forma, un orden a la vida, y al final la vida hace con una lo que le da la gana.
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De pronto, contra su voluntad, empezó a llover con bastante fuerza. ¿Dónde? En el recuerdo. Se estaba hundiendo poco a poco. El duro, el primero en empezar las huelgas de hambre y el último en acabarlas, el que tomaba la palabra en las asambleas para despreciar a los presos que se tragaban el anzuelo de la reinserción. Pero un hombre puede ser un barco. Un hombre puede ser un barco con el casco de acero. Luego pasan los años y se forman grietas. Por ellas entra el agua de la nostalgia, contaminada de soledad, y el agua de la conciencia de haberse equivocado y la de no poder poner remedio al error, y esa agua que corroe tanto, la del arrepentimiento que se siente y no se dice por miedo, por vergüenza, por no quedar mal con los compañeros. Y así el hombre, ya barco agrietado, se irá a pique en cualquier momento. 
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A partir de aquella historia que empezó siendo tan bonita le entró la carcoma de la tristeza, me cago en diez, que no te enteras y te va royendo y te va royendo, y a lo último te deja el mueble lleno de agujeros.
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