viernes, 30 de julio de 2010

Push / Sapphire

Push / Sapphire. -- Barcelona : Anagrama, 1998

Precious Jones tiene dieciséis años, es negra y casi analfabeta, y espera su segundo hijo. El primero lo tuvo a los doce años, y el padre de ambos es su propio padre. Vive en Harlem, en la ruinosa Lenox Avenue, el reino de los invisibles, de los sin voz, con su madre, una reclusa obesa y cruel que mira la televisión sin cesar, devora la comida que la jovencita le prepara y la somete a los más denigrantes abusos. Forzada a abandonar la escuela a causa de su embarazo -y aquél era el último y precario vínculo que la ligaba al mundo-, Precious acaba en un instituto para casos desesperados. Pero allí, en el último escalón de aquellos que ya han bajado todas las escaleras, está la señorita Rain, una maestra joven, combativa y radical, y Precious tendrá la posibilidad de recuperar su voz y su dignidad...

La señora Rain me mira con cara rara y dice:
-Precious, ¿te han hecho alguna vez una prueba de oído?
- No -digo.
Nunca me han hecho ninguna prueba de nada. Lo que me gustaría es tener gafas, así no se me cansarían tanto los ojos por la noche cuando leo. Pero no te puedes andar con esos detalles cuando lo importante es sobrevivir.

La semana pasada fuimos al museo. Hay una ballena colgando del techo. ¡Es enorme! ¿sabéis esos Volkswagen escarabajos? Eso, exacto, ya veo que sabéis a cuáles me refiero. Bueno, pues así de grande es el corazón de una ballena azul. Ya sé que no es posible, pero si yo tuviese ese corazón tan grande dentro, ¿podría amar más de lo que amo? ¿Amar más a la señora Rain, a Rita, a Abdul?.
Me gustaría.

martes, 27 de julio de 2010

Como agua para chocolate / Laura Esquivel

Como agua para chocolate / Laura Esquivel. -- Barcelona : Grijalbo Mondadori, 1995.

Tita y Pedro se aman. Pero ella está condenada a permanecer soltera, cuidando a su madre hasta que ésta muera. Y Pedro, para estar cerca de Tita, se casa con la hermana de ella, Rosaura. Las recetas de cocina que Tita elabora puntean el paso de las estaciones de su vida, siempre marcada por la presente ausencia de Pedro. Y la acompañan en su apoteosis y en su tránsito a una sabrosa, muy sabrosa eternidad. Como agua para chocolate, "novela de entregas mensuales, con recetas, amores y remedios caseros" es una agridulce comedia de amores y desencuentros. Bajo una deliberada forma de lo que podría llamarse "folletín gastronómico", se encierra una obra chispeante, tierna y llena de talento de la mejor ley. Por todo ello, esta novela se ha convertido en una auténtica revelación y en un éxito extraordinario, "el más fulminante de la literatura iberoamericana desde Cien años de soledad", en palabras del crítico Sergio Vila-San-Juan.

- Pero es que yo opino que...
- ¡Tú no opinas nada y se acabó! Nunca, por generaciones, nadie en mi familia ha protestado ante esta costumbre y no va a ser una de mis hijas quien lo haga.
Tita bajó la cabeza y con la misma fuerza con que sus lágrimas cayeron sobre la mesa, así cayó sobre ella su destino. Y desde ese momento supieron ella y la mesa que no podían modificar ni tantito la dirección de estas fuerzas desconocidas que las obligaban, a la una, a compartir con Tita su sino, recibiendo sus amargas lágrimas desde el momento en que nació, y a la otra a asumir esta absurda determinación.
Sin embargo, Tita no estaba conforme. Una gran cantidad de dudas e inquietudes acudían a su mente. Por ejemplo, le agradaría tener conocimiento de quién había iniciado esta tradición familiar. Sería bueno hacerle saber a esta ingeniosa persona que en su perfecto plan para asegurar la vejez de las mujeres había una ligera falla. Si Tita no podía casarse ni tener hijos, ¿quién la cuidaría entonces al llegar a la senectud?

jueves, 15 de julio de 2010

Asesinos sin rostro / Henning Mankell

Asesinos sin rostro / Henning Mankell. -- Barcelona : Tusquets, 2001
Kurt Wallander atraviesa uno de los momentos más sombríos de su vida personal (sus relaciones familiares son un desastre, está ganando peso, bebe mucho y duerme poco) cuando tiene que ponerse al frente de la investigación del asesinato de un apacible matrimonio de ancianos, en una granja de Lenarp. El marido ha sido horriblemente torturado y la mujer muere estrangulada poco a poco, con el tiempo justo de pronunciar antes de morir la palabra 'extranjero'. Kurt Wallander y sus colegas deberán enfrentarse no sólo a un asesino muy especial, que tiene la sangre fría de alimentar a los caballos del establo después del crimen, sino a una comunidad irascible presa de insospechados prejuicios raciales. Wallander sabe de sobra que la pacífica apariencia de algunas personas oculta a veces a un autentico monstruo, de modo que no se hace ilusiones acerca de la sociedad en la que vive...

Cada vez que Kurt Wallander entraba en un piso desconocido, pensaba que estaba mirando las tapas de un libro que le acababan de dar. El piso, los muebles, los cuadros, los olores, eran el título. Entonces empezaría a leer. Pero el piso de Ellen Magnuson era inodoro. Como si Kurt Wallander se encontrase en un lugar deshabitado. Respiró el olor a desolación. Una gris resignación.
[...]
Rydberg se sentó en una silla junto a la ventana. Kurt Wallander pensó que algún día le preguntaría por qué siempre se sentaba al lado de la ventana.
"¿De donde vienen nuestras costumbres?", pensó. "¿En qué fábrica secreta se producen nuestros hábitos y manías?"
Ellen Magnuson le sirvió café.
Pensó que debía empezar.
-Goran Boman de la policía de Kristianstad estuvo aquí y le hizo unas cuantas preguntas -dijo-. No se sorprenda si le hacemos las mismas preguntas otra vez.
- Tampoco se sorprenda si recibe las mismas respuestas - replicó Ellen Magnuson.