martes, 27 de julio de 2010

Como agua para chocolate / Laura Esquivel

Como agua para chocolate / Laura Esquivel. -- Barcelona : Grijalbo Mondadori, 1995.

Tita y Pedro se aman. Pero ella está condenada a permanecer soltera, cuidando a su madre hasta que ésta muera. Y Pedro, para estar cerca de Tita, se casa con la hermana de ella, Rosaura. Las recetas de cocina que Tita elabora puntean el paso de las estaciones de su vida, siempre marcada por la presente ausencia de Pedro. Y la acompañan en su apoteosis y en su tránsito a una sabrosa, muy sabrosa eternidad. Como agua para chocolate, "novela de entregas mensuales, con recetas, amores y remedios caseros" es una agridulce comedia de amores y desencuentros. Bajo una deliberada forma de lo que podría llamarse "folletín gastronómico", se encierra una obra chispeante, tierna y llena de talento de la mejor ley. Por todo ello, esta novela se ha convertido en una auténtica revelación y en un éxito extraordinario, "el más fulminante de la literatura iberoamericana desde Cien años de soledad", en palabras del crítico Sergio Vila-San-Juan.

- Pero es que yo opino que...
- ¡Tú no opinas nada y se acabó! Nunca, por generaciones, nadie en mi familia ha protestado ante esta costumbre y no va a ser una de mis hijas quien lo haga.
Tita bajó la cabeza y con la misma fuerza con que sus lágrimas cayeron sobre la mesa, así cayó sobre ella su destino. Y desde ese momento supieron ella y la mesa que no podían modificar ni tantito la dirección de estas fuerzas desconocidas que las obligaban, a la una, a compartir con Tita su sino, recibiendo sus amargas lágrimas desde el momento en que nació, y a la otra a asumir esta absurda determinación.
Sin embargo, Tita no estaba conforme. Una gran cantidad de dudas e inquietudes acudían a su mente. Por ejemplo, le agradaría tener conocimiento de quién había iniciado esta tradición familiar. Sería bueno hacerle saber a esta ingeniosa persona que en su perfecto plan para asegurar la vejez de las mujeres había una ligera falla. Si Tita no podía casarse ni tener hijos, ¿quién la cuidaría entonces al llegar a la senectud?

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