viernes, 31 de diciembre de 2010

La princesa de hielo / Camilla Läckberg

La princesa de hielo / Camilla Läckberg.-- Madrid: Maeva, 2007

Cuando la joven escritora Erica vuelve a su pueblo natal tras el fallecimiento de sus padres para hacerse cargo de su casa, no se puede ni imaginar que se verá envuelta en la truculenta historia de un crimen cuyos protagonistas son sus propios amigos de la infancia. Unos vecinos acaban de encontrar el cadáver de una de sus amigas de entonces, Alex, quien, según parece, se ha suicidado.

Conmocionada, Erica empieza a investigar y descubre que Alex estaba embarazada; además, la autopsia revela que su amiga no se suicidó sino que fue asesinada. El policía encargado del caso es el detective Patrik Hedström, para quien Erica siente algo más que mero interés profesional.


... el torbellino de sentimientos que luchaban por prevalecer en su pecho la obligaba a revolverse en la cama con una sonrisa pertinaz que le hacía estirar la comisura de los labios. Debería ser delito sentirse así de feliz. La sensación de bienestar era tan intensa que no sabía que hacer consigo misma [...] Todo le parecía estupendo [...] todo le parecía ahora más fácil de sobrellevar. No porque los problemas hubieran desaparecido, sino porque por primera vez tenía el convencimiento de que su mundo no estaba a punto de derbordarse y de que podía enfrentarse a cualquier dificultad que se le presentase en el camino. Y pensar que un solo día, veinticuatro simples horas, pudiese marcar tal diferencia. Ayer, a la misma hora, se despertó con el pecho encogido.


Observó la biblioteca, los libros que cubrían todas las paredes y que ella se había esforzado por reunir, buscando en los anticuarios de Gotemburgo, no servían más que de exposición. Salvo los libros de texto de la Universidad, no recordaba haberla visto leer un libro en su vida. Tal vez Alex tenía suficiente con su propio sufrimiento y no necesitaba leer acerca del ajeno.


jueves, 9 de diciembre de 2010

Los gritos del pasado / Camilla Läckberg

Los gritos del pasado / Camilla Läckberg. -- Madrid : Maeva, 2009.

La joven pareja formada por la escritora Erica y el detective Patrik disfrutan de unas merecidas vacaciones en la pequeña población costera de Fjällbacka. Erica está embarazada de ocho meses y el calor sofocante del verano vuelve especialmente difícil este último mes de gestación. La última cosa que necesita la joven pareja es un nuevo caso de asesinatos, pero el malhumorado comisario Mellberg le comunica a Patrik que un niño ha encontrado el cadáver de una mujer mientras jugaba.

Pero lo más extraño es que junto al cadáver han aparecido los restos de dos mujeres desaparecidas años atrás. En aquel lejano caso, el acusado de la desaparición de las dos mujeres había sido denunciado por su propio hermano. Ahora, será necesario hurgar en el turbio pasado de estos dos hombres unidos por el odio.


Luego se encaminó a los fogones, donde ella estaba, se le acercó por detrás y le rodeó la enorme barriga con sus brazos.

-Venga, que no quiero ser pesado, es sólo que me preocupo por ti y por el bebé.

-Ya lo sé.- Erica se dio la vuelta y lo abrazó-. Pero te aseguro que no soy de porcelana y si en otro tiempo las mujeres podían trabajar los campos hasta que daban a luz prácticamente en mitad de la faena, pues también podré yo ir a la biblioteca a pasar hojas sin poner en peligro nuestras vidas.

[...]

Ella le tomo la palabra y acabaron los dos acurrucados en el sofá. En el caso de Patrick, aquello era lo que le daba fuerzas para enfrentarse al lado oscuro de la humanidad que veía en su trabajo: Erica y la idea de que tal vez él pudiese contribuir, por poco que fuera, a que el mundo resultase más seguro para aquel pequeño que le empujaba con los pies, en la palma de la mano, desde dentro de la tensa piel del vientre de Erika.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Las hijas de Hanna / Marianne Fredriksson

Las hijas de Hanna / Marianne Fredriksson. -- Barcelona : Emecé, 1998

En una fría habitación de hospital, frente al lecho de su madre que
yace senil en el ocaso de la vida, Anna es consciente por primera vez
de lo poco que conoce a su progenitora. Decide pues, valiéndose de
unos diarios y unas fotos de familia, emprender un viaje hacia el
pasado con la intención de descubrir los hechos más importantes que
determinaron la existencia de Johanna y de Hanna, madre y abuela, en
busca de esas señas ocultas, esos códigos secretos que, pasando de
generación en generación, modelan nuestra identidad sin que apenas
tengamos conciencia de ello.
Y lo que empieza siendo pura curiosidad se transforma pronto en acuciante necesidad, pues Anna comprende que sólo así podrá reconciliarse con su pasado y encontrar la estabilidad que le permita solucionar los problemas que la aquejan.
Con una inusitada capacidad de implicar al lector en los avatares de sus personajes, Marianne Fredriksson ha compuesto una bella historia acerca de los conflictos, sinsabores y alegrías de tres mujeres escandinavas –abuela, madre e hija– representativas de tres épocas muy distintas en la evolución de la historia europea contemporánea. Plena de sentimientos y confesiones que nacen de la introspección, Las hijas de Hanna es un intento sincero y valiente de romper esas
barreras intangibles que, erigidas involuntariamente entre padres e hijos, son causa con demasiada frecuencia de un profundo sufrimiento moral.

Mi vida se divide en dos mitades. La primera mitad duró ocho años infantiles,y, por consiguiente, es igual de larga que los otros setenta restantes. Cuando rememoro esta segunda mitad, encuentro en ella cuatro incidentes que hicieron de mí otra persona.
El primero fue cuando una mano invisible me impidió abrir una puerta. Eso fue un milagro, y me devolvió la claridad mental.
El segundo incidente decisivo tuvo lugar cuando encontré un trabajo que me gustaba, y me volví autosuficiente, y me hice del Partido Socialdemócrata.
Luego, el amor y el matrimonio.
El cuarto incidente fue cuando di a luz a mi hija, y le puse el nombre que tenía la vieja comadrona de Agua del Norte. Y cuando mi hija, por su parte, tuvo también hijos, porque entonces me encontré también con nietos.
Lo que ocurrió entre estos sucesos fue lo normal en la vida de las mujeres: mucha inquietud, trabajo duro, grandes alegrías, muchas victorias, más derrotas. Y también, por supuesto, la tristeza, que siempre subyace en todo.
Me pensado mucho en la tristeza. Es de ella de donde nace la intuición y el deseo de cambiar. No llegaríamos nunca a ser humanos si no hubiese tristeza en nuestra vida, en el fondo mismo de nuestro ser.

[...]

¡Selma Lagerlöf, nada menos! Mi amiga Aina había leido algo sobre ella en el periódico, y sacado de la biblioteca pública uno de sus libros: El anillo de Löwenskjöld. Lo leímos las tres, lo dejamos hecho unos zorros de tanto leerlo, igual que nos había pasado con los zapatos de tanto bailar el verano del tricentenario. ¡Santo cielo, qué impresión tan tremenda nos hizo!
Yo creo que a mí me impresionó porque me reconocí en ese libro, y vi en él toda la fascinación de la infancia. Lo leí y lo leí y lo volví a leer, y lo releí, y el mundo se me volvió del revés.[...] Fui ahorrando parte de mi sueldo, semana tras semana, para comprar todos sus libros a plazos en la librería Gumpert, en tomos muy bonitos, encuadernados con lomo de cuero. ¡Dios mío, y qué orgullosa me sentía yo de aquella pequeña colección cuando los veía todos juntos en mi pequeña estantería!

lunes, 25 de octubre de 2010

Al pie de la escalera / Lorrie Moore

Al pie de la escalera / Lorrie Moore. -- Barcelona : Seix Barral, 2009

Mientras Estados Unidos se prepara para la Guerra de Iraq, Tassie, una chica de campo de veinte años, llega a la ciudad para estudiar en la Universidad. Necesita dinero, y empieza a trabajar como canguro para un matrimonio de blancos que ha adoptado una niña de origen afroamericano. Poco a poco, Tassie se va sintiendo más unida a la niña, Marie Emma, y la protege y quiere como si fuera su propia hija. Pero la vida revela sus inevitables secretos: los padres adoptivos ocultan algo, y su revelación romperá para siempre los lazos entre Tassie y la pequeña.

- Ay..., me había olvidado de los libros. -Abrió el horno y con unos guantes de cocina sacó un par de cuentos ilustrados-. Son de la biblioteca. Los he horneado para eliminar los gérmenes. Siempre lo hago con los libros de la biblioteca. Dicen que si los pones en el microondas también los matas, pero yo no me fío del todo.

*-*-*-*-*-*-*-*

-[...] Falda de buey en su propio juego servida con setas shiitake.
- ¿En su propio juego?
El chico [camarero] pareció espantarse.
-Sí-dijo-. Creo.
Echó un rápido vistazo a la pequeña libreta que hacía unos instantes se había guardado en el bolsillo.
-Sí-dijo.
-Gracias. -Intenté sonreír. Y comenté-: Por un momento pensé que ibas a decir "falda de buey con su propia falda".
-No-dijo, se dio la vuelta y se marchó.


lunes, 11 de octubre de 2010

Mil soles espléndidos / Khaled Hosseini

Mil soles espléndidos / Khaled Hosseini. -- Barcelona : Salamandra, 2007

Hija ilegítima de un rico hombre de negocios, Mariam se cría con su madre en una modesta vivienda a las afueras de Herat. A los quince años, su vida cambia drásticamente cuando su padre la envía a Kabul a casarse con Rashid, un hosco zapatero treinta años mayor que ella. Casi dos décadas más tarde, Rashid encuentra en las calles de Kabul a Laila, una joven de quince años sin hogar. Cuando el zapatero le ofrece cobijo en su casa, que deberá compartir con Mariam, entre las dos mujeres se inicia una relación que acabará siendo tan profunda como la de dos hermanas, tan fuerte como la de madre e hija. Pese a la diferencia de edad y las distintas experiencias que la vida les ha deparado, la necesidad de afrontar las terribles circunstancias que las rodean —tanto de puertas adentro como en la calle, donde la violencia política asola el país—, hará que Mariam y Laila vayan forjando un vínculo indestructible que les otorgará la fuerza necesaria para superar el miedo y dar cabida a la esperanza.

- Aprende esto ahora y apréndelo bien, hija mía: como la aguja de una brújula apunta siempre al norte, así el dedo acusador de un hombre encuentra siempre a una mujer. Siempre. Recuérdalo, Mariam.
[...]
-Confía tu secreto al viento, pero luego no le reproches que se lo cuente a los árboles.
[...]
Había adorado a Aziza desde el mismo momento en que sospechó su existencia. No había sentido dudas ni incertidumbre alguna. Qué terrible era para una madre, pensó, llegar a temer que no pudiera amar a su propio hijo. Era antinatural. Y si embargo, mientras estaba en el suelo y empuñaba el trozo de metal, se preguntó si realmente podría querer al hijo de Rashid como había venerado a la hija de Tariq.
Al final, fue incapaz de hacerlo.
No fue el miedo a desangrarse lo que le hizo soltar el trozo de metal, ni tampoco la idea de que se tratara de un acto condenable, como ciertamente sospechaba. No. Laila dejo caer la varilla porque no podía aceptar lo que tan fácilmente habían asumido los muyahidines: que a veces, en la guerra, había que segar vidas inocentes. La guerra de Laila era contra Rashid. El bebé no tenía culpa alguna. Y ya se habían producido sufiencientes muertes. Laila había visto sucumbir demasiados inocentes bajo el fuego cruzado de los enemigos.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Los ojos amarillos de los cocodrilos / Katherine Pancol

Los ojos amarillos de los cocodrilos / Katherine Pancol. --Madrid: La Esfera de los Libros, 2010

Esta novela sucede en París, pero nos encontramos con cocodrilos.
Esta novela habla de hombres. Y de mujeres. Las mujeres que somos, las que querríamos ser, las que nunca seremos y aquellas que quizás seamos algún día.
Esta novela es la historia de una mentira. Pero también es una historia de amor, de amistad, de traición, de dinero, de sueños.
Esta novela está llena de risas y de lágrimas.
Esta novela es como la vida misma.


En la biblioteca, en los estrechos pasillos, entre los estantes de libros, había chocado contra un hombre que caminaba en sentido contrario. Ella llevaba los brazos cargados de libros y no lo había visto. Todos los volúmenes habían caído al suelo con gran estruendo, y el desconocido se había agachado para ayudarla a recogerlos. Él la había mirado con los ojos como platos, lo que había provocado a Joséphine un ataque de risa que le obligó a salir para calmarse. Cuando volvió él le guiñó un ojo en señal de connivencia. Se había sentido turbada. Toda la tarde estuvo buscando su mirada, pero él había mantenido los ojos fijos en sus papeles. Una de las veces que levantó la mirada, él ya se había ido.
*******
La vida había continuado después, la vida continúa siempre. Te da razones para llorar y razones para reír. Es la vida, Josephine, confía en ella. La vida es una persona, una persona que hay que tomar por compañera. Entrar en su corriente, en sus remolinos, a veces te hace tragar agua y te crees que vas morir, y después te agarra por el pelo y te deja más lejos. A veces te hace bailar, otra te pisa los pies.

martes, 31 de agosto de 2010

El hipnotista / Lars Kepler

El hipnotista / Lars Kepler. Barcelona : Planeta, 2010

"Voy a estar aquí sentado todo el tiempo. No tienes absolutamente nada que temer. Puedes sentirte completamente seguro. Estoy aquí por ti, no digas nada que no quieras decir, y tú mismo puedes dar por terminada la sesión de hipnotismo cuando quieras. Todo está tranquilo, silencioso y relajado. Ahora voy a contar hacia atrás, y con cada cifra que oigas te relajarás un poco más. Ahora estás completamente relajado. Todo está bien. Quiero que intentes recordar qué pasó ayer
...
Ahora vas a decirme qué esta pasando"


Hay momentos en los que uno sabe en cada átomo de su cuerpo que algo va mal. Quizá Simone había adquirido su miedo a la traición al ver a su padre engañado. Él, que había trabajado de policía hasta la jubilación e incluso había sido condecorado por un excelente trabajo de investigación, había necesitado muchos años para descubrir la cada vez más patente infidelidad de su mujer.
*******
Al entrar en la habitación vieron a una hermosa mujer con una trenza rubia sobre el hombro sentada a su lado leyendo un libro en voz alta. Dijo que su nombre era Disa, y explicó que era una vieja amiga del comisario.
- Tenemos un círculo de lectura, así que debo ocuparme de que no se retrase -aclaró con su acento finlandés mientras dejaba el libro a un lado.
Simone vio que estaba leyendo "Al Faro" de Virginia Woolf.

viernes, 13 de agosto de 2010

Los colores de la guerra / Juan Carlos Arce

Los colores de la guerra / Juan Carlos Arce. -- Barcelona: Planeta, 2002

Figueras, 1939. Los cuadros del Museo del Prado están a punto de desaparecer en los bombardeos de la guerra civil. El gobierno republicano, agonizante y sin recursos, tiene que adoptar una decisión dramática: elegir entre la evacuación de las obras de arte y la protección de las vidas. La deserción de una enfermera republicana, entre los miles de fugitivos que cruzaron la frontera francesa, precisamente en el justo momento en que comienza el traslado de los cuadros, es el principio de una historia de amor y espionaje que lleva la intriga a diversas ciudades europeas.

Cuando Alberto estuvo a unos cuantos pasos de ella, que seguía mirándole, se volvió y, desde esa distancia, le lanzó un beso con un imperceptible gesto de sus labios y le dijo:
- Podría vivir contigo en el infierno, pero sin ti, Teresa, en ningún sitio.
Entonces volvió a desandar los pasos que había dado, llegó hasta donde ella estaba, quiera, mirándole a los ojos y colocando sus labios muy cerca de su oído, añadió:
-Sin ti, Teresa, todo es infierno.
-Todo es infierno sin el ruido de tu voz.

******

El francés no es tan dificil cuando me hablan del hombre al que quiero y cuando me dicen quién es en realidad. Carlos giró la cabeza para evitar la mirada de Teresa.
- Cuando salí de la casa de Anatole ya sabía que me iba con un soldado fascista, Carlos. Y me fui. En aquella casa terminé la guerra yo. En aquella casa empecé a amar a un enemigo[...]
- Aquí se acaba la guerra. Los colores, Carlos, todos los colores del mundo se han desvanecido, los colores del cuadro de Velazquez y los colores de la guerra.

martes, 3 de agosto de 2010

Historias del Kronen / José Ángel Mañas

Historias del Kronen / José Ángel Mañas. - Madrid: Destino, 1994

Es la crónica veraniega de un grupo de jóvenes madrileños y de sus actividades cotidianas: proveerse de drogas, el sexo, los bares de copas, los conciertos de rock, las relaciones entre amigos y la familia. La novela nos introduce en un mundo facil, obsesionado por la violencia y el culto a algunos de sus símbolos actuales: La naranja mecánica, Henry, retrato de un asesino en serie, American Psycho. El relato se desliza con una extraordinaria coherencia hasta la impactante culminación y al giro imprevisto de sus últimas páginas.
Retrato de una cierta juventud, Historias del Kronen nos muestra, con una enorme eficacia narrativa, un mundo que la generación adulta sólo reconoce de forma fragmentaria por noticias que no siempre lo reflejan fielmente: macroconciertos, rutas del bakalao, conductores suicidas, tribus urbanas... Pero lo que destaca por encima de todo en la novela es su excelente fluidez narrativa, la formidable facilidad de los diálogos, el oído del narrador para caracterizas por su lengua a personajes diferentes, la naturalidad con que se reproducen los argots urbanos, la capacidad de descripción de situaciones y ambientes. Todo ello descubre en José Ángel Mañas un narrador de raza y algo más que una esperanza de nuestra nueva narrativa.

-Tenéis que estudiar mucho porque la gente de tu generación lo tiene muy difícil. Sois demasiados y la competencia va a ser feroz. El otro día estaba leyendo una novela de un inglés, Jiuxli, que se titula Mundo Feliz, una de estas pocas novelas que leo ultimamente [...] Es un retrato terrible del mundo en que vais a vivir... No hay más que ver en qué se ha convertido Madrid. La ciudad moderna es monstruosa, Carlos. [...] Esto es terrible, hijo, pero perdóname. No quiero deprimirte con mis historias de viejo.
El viejo está llorando como un crío: un espectáculo lamentable.

-Si es que esto es Europa: el cinturón de seguridad, prohibido fumar porros, prohibido sacar litros a la calle... Al final, ya veréis, vamos a acabar bebiendo horchata pasteurizada y comiendo jamón serrano cocido. Yo es que alucino. Encima, todos los españoles contentísimos de ser europeos, encantados con que la Seat, la unica marca de coches españoles, la compre Volskvagen, encantados con que los ganaderos tengan que matar vacas para que no den más leche... Así estamos todos con los socialistas: bajándonos los pantalones para que nos den bien por el culo los europeos, uno detrás del otro...

viernes, 30 de julio de 2010

Push / Sapphire

Push / Sapphire. -- Barcelona : Anagrama, 1998

Precious Jones tiene dieciséis años, es negra y casi analfabeta, y espera su segundo hijo. El primero lo tuvo a los doce años, y el padre de ambos es su propio padre. Vive en Harlem, en la ruinosa Lenox Avenue, el reino de los invisibles, de los sin voz, con su madre, una reclusa obesa y cruel que mira la televisión sin cesar, devora la comida que la jovencita le prepara y la somete a los más denigrantes abusos. Forzada a abandonar la escuela a causa de su embarazo -y aquél era el último y precario vínculo que la ligaba al mundo-, Precious acaba en un instituto para casos desesperados. Pero allí, en el último escalón de aquellos que ya han bajado todas las escaleras, está la señorita Rain, una maestra joven, combativa y radical, y Precious tendrá la posibilidad de recuperar su voz y su dignidad...

La señora Rain me mira con cara rara y dice:
-Precious, ¿te han hecho alguna vez una prueba de oído?
- No -digo.
Nunca me han hecho ninguna prueba de nada. Lo que me gustaría es tener gafas, así no se me cansarían tanto los ojos por la noche cuando leo. Pero no te puedes andar con esos detalles cuando lo importante es sobrevivir.

La semana pasada fuimos al museo. Hay una ballena colgando del techo. ¡Es enorme! ¿sabéis esos Volkswagen escarabajos? Eso, exacto, ya veo que sabéis a cuáles me refiero. Bueno, pues así de grande es el corazón de una ballena azul. Ya sé que no es posible, pero si yo tuviese ese corazón tan grande dentro, ¿podría amar más de lo que amo? ¿Amar más a la señora Rain, a Rita, a Abdul?.
Me gustaría.

martes, 27 de julio de 2010

Como agua para chocolate / Laura Esquivel

Como agua para chocolate / Laura Esquivel. -- Barcelona : Grijalbo Mondadori, 1995.

Tita y Pedro se aman. Pero ella está condenada a permanecer soltera, cuidando a su madre hasta que ésta muera. Y Pedro, para estar cerca de Tita, se casa con la hermana de ella, Rosaura. Las recetas de cocina que Tita elabora puntean el paso de las estaciones de su vida, siempre marcada por la presente ausencia de Pedro. Y la acompañan en su apoteosis y en su tránsito a una sabrosa, muy sabrosa eternidad. Como agua para chocolate, "novela de entregas mensuales, con recetas, amores y remedios caseros" es una agridulce comedia de amores y desencuentros. Bajo una deliberada forma de lo que podría llamarse "folletín gastronómico", se encierra una obra chispeante, tierna y llena de talento de la mejor ley. Por todo ello, esta novela se ha convertido en una auténtica revelación y en un éxito extraordinario, "el más fulminante de la literatura iberoamericana desde Cien años de soledad", en palabras del crítico Sergio Vila-San-Juan.

- Pero es que yo opino que...
- ¡Tú no opinas nada y se acabó! Nunca, por generaciones, nadie en mi familia ha protestado ante esta costumbre y no va a ser una de mis hijas quien lo haga.
Tita bajó la cabeza y con la misma fuerza con que sus lágrimas cayeron sobre la mesa, así cayó sobre ella su destino. Y desde ese momento supieron ella y la mesa que no podían modificar ni tantito la dirección de estas fuerzas desconocidas que las obligaban, a la una, a compartir con Tita su sino, recibiendo sus amargas lágrimas desde el momento en que nació, y a la otra a asumir esta absurda determinación.
Sin embargo, Tita no estaba conforme. Una gran cantidad de dudas e inquietudes acudían a su mente. Por ejemplo, le agradaría tener conocimiento de quién había iniciado esta tradición familiar. Sería bueno hacerle saber a esta ingeniosa persona que en su perfecto plan para asegurar la vejez de las mujeres había una ligera falla. Si Tita no podía casarse ni tener hijos, ¿quién la cuidaría entonces al llegar a la senectud?

jueves, 15 de julio de 2010

Asesinos sin rostro / Henning Mankell

Asesinos sin rostro / Henning Mankell. -- Barcelona : Tusquets, 2001
Kurt Wallander atraviesa uno de los momentos más sombríos de su vida personal (sus relaciones familiares son un desastre, está ganando peso, bebe mucho y duerme poco) cuando tiene que ponerse al frente de la investigación del asesinato de un apacible matrimonio de ancianos, en una granja de Lenarp. El marido ha sido horriblemente torturado y la mujer muere estrangulada poco a poco, con el tiempo justo de pronunciar antes de morir la palabra 'extranjero'. Kurt Wallander y sus colegas deberán enfrentarse no sólo a un asesino muy especial, que tiene la sangre fría de alimentar a los caballos del establo después del crimen, sino a una comunidad irascible presa de insospechados prejuicios raciales. Wallander sabe de sobra que la pacífica apariencia de algunas personas oculta a veces a un autentico monstruo, de modo que no se hace ilusiones acerca de la sociedad en la que vive...

Cada vez que Kurt Wallander entraba en un piso desconocido, pensaba que estaba mirando las tapas de un libro que le acababan de dar. El piso, los muebles, los cuadros, los olores, eran el título. Entonces empezaría a leer. Pero el piso de Ellen Magnuson era inodoro. Como si Kurt Wallander se encontrase en un lugar deshabitado. Respiró el olor a desolación. Una gris resignación.
[...]
Rydberg se sentó en una silla junto a la ventana. Kurt Wallander pensó que algún día le preguntaría por qué siempre se sentaba al lado de la ventana.
"¿De donde vienen nuestras costumbres?", pensó. "¿En qué fábrica secreta se producen nuestros hábitos y manías?"
Ellen Magnuson le sirvió café.
Pensó que debía empezar.
-Goran Boman de la policía de Kristianstad estuvo aquí y le hizo unas cuantas preguntas -dijo-. No se sorprenda si le hacemos las mismas preguntas otra vez.
- Tampoco se sorprenda si recibe las mismas respuestas - replicó Ellen Magnuson.

viernes, 18 de junio de 2010

La amaba / Anna Gavalda

La amaba / Anna Gavalda. -- Barcelona : Seix Barral, 2003

Pierre un rico industrial de sesenta y cinco años, invita a Chloé, su joven nuera, a pasar un fin de semana en la casa de campo familiar. Ella acepta, llevada por la necesidad de cambiar de aires ante el reciente abandono de su marido. La amaba está magistralmente tejida en torno al diálogo que ambos mantienen en un momento crucial de sus vidas. Él, siempre arrogante e introvertido, bajará la guardia por primera y última vez para revelarle un secreto, lo que vivió... o tal vez lo que nunca vivió.
La amaba es una novela alegre y triste a la vez, un fragmento de vida, una punzante historia de amor contada con la eficacia y la capacidad de observación que caracterizan a esta deslumbrante figura de las letras francesas. A través de un diálogo conmovedor, Anna Gavalda nos habla de nuestras vidas, nuestras dudas, nuestras renuncias, y también de nuestras esperanzas, nuestra ironía y nuestra ternura.

Recorrimos Paris cogidos de la mano. Desde el Trocader hasta la Île de la Cité, bordeando el Sena. Era una noche magnifica. Hacía calor. La luz era suave. El sol no terminaba nunca de ponerse del todo. Éramos como dos turistas, despreocupados, maravillados, la chaqueta al hombro y los dedos entrelazados. Yo hacía de guía. Hacía años que no caminaba así. Redescubría mi ciudad. Cenamos en la plaza Dauphine y pasamos los días siguientes en su habitación de hotel [...] Era maravilloso y todo estaba totalmente trucado. Todo era falso. No era la vida. No era París. Era el mes de agosto. Yo no era un turista. No estaba soltero. Mentía. Me mentía. A mi, a ella, a mi familia. Ella no se dejó engañar, y cuando llegó la hora de la resaca, de las llamadas que hacer y las mentiras que asumir, se volvió a marchar. Delante de la puerta de embarque me soltó: - Voy a tratar de vivir sin usted. Espero conseguirlo... No tuve valor para besarla.

Llevabamos diecisiete años trabajando juntos. Todo el tiempo. Todos los días. Diecisiete años soportándome, ayudándome... [...] Me sonreía cuando yo estaba triste, y se encogía de hombros cuando me ponía desagradable. Tenía apenas veinte años cuando empezó. No sabía hacer nada. Acababa de salir de la escuela de hostelería, se había ido de allí dando un portazo porque un cocinero le había pellizcado el trasero. No quería que le pellizcaran el trasero. Eso fue lo que me dijo en nuestra primera entrevista.
No quería que le pellizcaran el trasero, y no quería volver con sus padres a la Creuse. ¡Volvería cuando fuera dueña de un coche para estar segura de poder volverse a marchar! La contraté por esa frase.

miércoles, 9 de junio de 2010

Contra el viento / Ángeles Caso

Contra el viento / Ángeles Caso. -- Barcelona : Planeta, 2009.

La niña São, nacida para trabajar, como todas en su aldea, decide construirse una vida mejor en Europa. Tras aprender a levantarse una y otra vez encontrará una amistad nueva con una mujer española que se ahoga en sus inseguridades. São le devolverá las ganas de vivir y juntas construirán un vínculo indestructible, que las hará fuertes.

Conmovedora historia de amistad entre dos mujeres que viven en mundos opuestos narrada con la belleza de la realidad. Una novela llena de sensibilidad para lectores ávidos de aventura y emoción.

Y se dió cuenta de que jamás, nunca, podría estudiar. Era pobre, y en el libro de la vida de los pobres estaba escrito que no tienen acceso a la sabiduría, que deben trabajar desde pequeños para obtener un poquito de aquello que a los ricos les es concedido a raudales, la simple comida, un vestido para cubrir el cuerpo, cuatro paredes y un techo entre los cuales protegerse de los aguaceros o del sol inclemente del mediodía. Cuatro paredes y un techo, con suerte, capaces de albergar los sueños que eran sólo eso, sueños, imágenes absurdas que tan sólo deberían aparecer mientras una está dormida y su razón se descompone. Los malditos sueños que nos hacen creer que el mundo puede ser un lugar luminoso, el ámbito tibio donde transcurre una existencia plácida y justa en la que recibes tanto como das, en la que todo esfuerzo tiene su recompensa y cada lucha en pos de su anhelo concluye en un resplandeciente final victorioso.


martes, 1 de junio de 2010

Seven / Anthony Bruno

Seven / Anthony Bruno. -- Barcelona : Ediciones B, 1996.

El teniente Somerset, del departamento de homicidios, está a punto de jubilarse y ser reemplazado por el ambicioso y brillante detective David Mills.

Ambos tendrán que colaborar en la resolución de una serie de asesinatos cometidos por un psicópata que toma como base la relación de los siete pecados capitales: gula, pereza, soberbia, avaricia, envidia, lujuria e ira.

Los cuerpos de las víctimas, sobre los que el asesino se ensaña de manera impúdica, se convertirán para los policías en un enigma que les obligará a viajar al horror y la barbarie más absoluta.

Somerset siguió subiendo y pasó entre las enormes columnsas de la biblioteca antes de llamar a las puertas de cristal con la palma de la mano. [...]
Mientras Somerset caminaba sobre el marmol verde del vestíbulo, una familiar sensación de calma se apoderó de él y le relajó los músculos de los hombros. Miró a través de la puerta de doble hoja que había tras el mostrador de salida y contempló la inmensa sala de lecturan principal con sus mesas largas y coronadas por lámparas articuladas de pantalla verde. Numerosas estanterías se alineaban a lo largo de las paredes desde el suelo hasta el techo. Las demás estanterías se hallaban al otro lado de la sala de lectura, a lo largo de innumerables pasillos de libros. Y en el piso superior había más estanterías, literalmente kilómetros de libros. Aquello era el paraíso para Somerset. Hubiese podido vivir allí. [...]
Oía a los hombres (vigilantes nocturnos de la biblioteca) hablar en el piso superior mientras jugaban al póquer.
-Con todos estos libros -les gritó-, un mundo entero de conocimiento a vuestra disposición, y os pasáis toda la noche jugando al poquer.

Veneno de cristal / Donna Leon

Veneno de cristal / Donna Leon. -- Barcelona : Seix Barral, 2006.

¿Qué amenaza se cierne sobre las aguas de la laguna de Venecia? La aparición de un hombre muerto frente a uno de los hornos de fundición de una fábrica de cristal de Murano implicará al comisario Brunetti en una asombrosa trama en la que se mezclan la corrupción política y los delitos ecológicos. La víctima ha dejado pistas en un ejemplar de un libro de Dante, y Brunetti deberá adentrarse en el Infierno para descubrir quién es el autor del crimen y qué intereses ocultos se mueven en la isla de Murano.

Navegando por Venecia, caminando por callejones estrechos y en bares sombríos, Donna Leon nos descubre esa Venecia casi legendaria donde cualquier misterio es posible. Veneno de cristal es una obra fascinante, la mejor Donna Leon en su intriga más inteligente.

En un principio, fue la clásica historia de amor que acaba en boda. Un día, en Rialto, a ella se le cayó una bolsa de naranjas que rodaron por el suelo, y un desconocido que compraba gambas la ayudó a recogerlas. Ella le dió las gracias riendo, le invitó a un café por su gentileza y estuvieron charlando. Él la acompañó al barco, anotó su número de telefonino, la llamó, le preguntó si quería ver tal película y, cuatro meses después, vivían juntos.

- ¿Era aficionado a la lectura?
- Vi muchos libros en su casa.
- ¿Qué clase de libros?- Lo mismo que Brunetti, ella pensaba que los libros dicen mucho de la persona.
- No sé. Estaban en una estantería del fondo de la sala, y no me acerqué lo bastante para leer los títulos.- Los había mirado sin fijarse, pero ahora, al recordar la habitación, le parecía volver a ver los lomos con nervios y letras doradas, como los de los poetas clásicos o de las ediciones de los grandes novelistas que Paola tenía en su estudio-. Sí, era amante de la lectura - dijo al fin.

lunes, 17 de mayo de 2010

El lector. Bernhard Schlink

El lector / Bernhard Schlink.-- 10ª ed. -- Barcelona: Anagrama, 2009.

Michael Berg tiene quince años. Un día, regresando a casa del colegio, empieza a encontrarse mal y una mujer acude en su ayuda. La mujer se llama Hanna y tiene treinta y seis años. Unas semanas después, el muchacho, agradecido, le lleva a su casa un ramo de flores. Éste será el principio de una relación erótica en la que, antes de amarse, ella siempre le pide a Michael que le lea en voz alta fragmentos de Schiller, Goethe, Tolstói, Dickens... El ritual se repite durante varios meses, hasta que un día Hanna desaparece sin dejar rastro. Siete años después, Michael, estudiante de Derecho, acude al juicio contra cinco mujeres acusadas de criminales de guerra nazis y de ser las responsables de la muerte de varias personas en el campo de concentración del que eran guardianas. Una de las acusadas es Hanna. Y Michael se debate entre los gratos recuerdos y la sed de justicia, trata de comprender qué llevó a Hanna a cometer esas atrocidades, trata de descubrir quién es en realidad la mujer a la que amó... Bernhard Schlink ha escrito una deslumbrante novela sobre el amor, el horro y la piedad; sobre las heridas abiertas de la historia; sobre una generación de alemanes perseguida por un pasado que no vivieron directamente, pero cuyas sombras se ciernen sobre ellos.

A veces algún mechón de pelo se escapaba del rígido moño, se rizaba, quedaba colgando y se balanceaba acariciando la nuca, movido por la corriente de aire. A veces Hanna llevaba un vestido lo suficientemente escotado para que se viera el lunar de la parte superior del hombro izquierdo. Entonces yo me recordaba soplando levemente los pelo de aquella nuca y besando aquella nuca y aquel lunar. Pero la memoria se limita a constatar. No sentía nada.
Durante las semanas que duró el juicio, no sentí nada; tenía los sentimientos embotados. A veces intentaba provocarlos: me esforzaba por imaginarme a Hanna con toda claridad haciendo las cosas de las que la acusaban, o evocaba los momentos que el pelo de su nuca y el lunar de su hombro me traían a la memoria. Era como cuando la mano pellizca un brazo adormecido por la anestesia. El brazo no sabe que la mano lo está pellizcanso, la mano sí sabe que está pellizcando el brazo, y en el primer momento el cerebro no consigue diferenciar ambas cosas. Pero en el momento siguiente ya las diferencia. Quizá la mano ha pellizcado tan fuerte que la zona queda lívida durante unos instantes. Luego la sangre vuelve, y la zona recupera su color. Pero sigue siendo insensible.
¿Quién me había puesto la anestesia? ¿Quizá yo mismo, sabiendo que para aguantar aquello necesitaba un cierto grado de aturdimiento?

miércoles, 27 de enero de 2010

La reina en el palacio de las corrientes de aire / Stieg Larsson

La reina en el palacio de las corrientes de aire / Stieg Larsson. -- Barcelona : Destino, 2009

Como ya imaginábamos, Lisbeth no está muerta, aunque no hay muchas razones para cantar victoria: con una bala en el cerebro, necesita un milagro, o el más habilidoso cirujano, para salvar la vida. Le esperan semanas de confinamiento en el mismo centro donde un paciente muy peligroso sigue acechándola: Alexander Zalachenko, Zala. Desde la cama del hospital, y pese a su gravísimo estado, Lisbeth hace esfuerzos sobrehumanos para mantenerse alerta, porque sabe que sus impresionantes habilidades informáticas van a ser, una vez más, su mejor defensa.

Entre tanto, con una Erika Berger totalmente inmersa en las luchas de poder y las estrategias comerciales del poderoso periódico Svenska Morgon-Posten, en horas bajas tras el descenso de las ventas y de los anunciantes, Mikael se siente muy solo. Quizás Lisbeth le haya apartado de su vida, pero a medida que sus investigaciones avanzan y las oscuras razones que están tras el complot contra Salander van tomando forma, Mikael sabe que no puede dejar en manos de la Justicia y del Estado la vida y la libertad de Lisbeth. Pesan sobre ella durísimas acusaciones que hacen que la policía mantenga la orden de aislamiento, así que Kalle Blomkvist tendrá que ingeniárselas para llegar hasta ella, ayudarla, incluso a su pesar, y hacerle saber que sigue allí, a su lado, para siempre.

Los elementos de la ecuación que había formulado en el aire se le cayeron al suelo y se le desperdigaron. Oyó como los números y los signos rebotaban y tintineaban como si hubiesen cobrado forma física. [...]
Fijó la mirada en un punto de la pared situado po detrás de Teleborian, recogió los números y los signos que se le habian caido al suelo y empezó a recomponer la ecuación.

viernes, 8 de enero de 2010

La chica que soñaba con una caja de cerillas y un bidón de gasolina / Stieg Larsson

La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina / Stieg Larsson. -- Barcelona : Destino, 2009

Lisbeth Salander se ha tomado un tiempo: necesita apartarse del foco de atención y salir de Estocolmo. Trata de seguir una férrea disciplina y no contestar a las llamadas ni a los mensajes de Mikael, que no entiende por qué ha desaparecido de su vida sin dar ningún tipo de explicación. Lisbeth se cura las heridas de amor en soledad, aunque intente distraer el desencanto con el estudio de las matemáticas y ciertos placeres en una playa del Caribe.

¿Y Mikael? El gran héroe, Súper Blomkvist, vive buenos momentos en Millennium, con las finanzas de la revista saneadas y reconocimiento profesional por parte de colegas y otros medios. Ahora tiene entre manos un reportaje apasionante sobre el tráfico y la prostitución de mujeres procedentes del Este que le han propuesto una pareja, Dag y Mia.

Las vidas de nuestros dos protagonistas parecen haberse separado por completo, pero entretanto... una muchacha, atada a una cama, soporta un día tras otro las horribles visitas de un ser despreciable y, sin decir palabra, sueña con una cerilla y un bidón de gasolina, con la forma de provocar el fuego que acabe con todo.